Las antiguas tradiciones de la humanidad conocían el valor del alimento. Sabían que es un don de universo que permite que nuestra existencia pueda mantenerse. Le daban la connotación de algo sagrado. Los chinos de la antigüedad pensaban que nos alimentamos no solamente de comidas, de los productos de la tierra, sino que también nos alimentamos del prana o energía del cielo y que también alimentamos el espíritu.
Muchas de sus actividades diarias estaban orientadas al objetivo de experimentar el auténtico sentido de la alimentación.
Para ellos la alimentación estaba resumida en tres partes:
· Alimentación Celeste, que es la alimentación del espíritu
· Alimentación Humana, que es la alimentación de la respiración
· Alimentación Terrestre, que es la alimentación de los alimentos propiamente como tales.
En la alta antigüedad, la alimentación celeste era patrimonio del templo. El hombre oraba, meditaba, cantaba, danzaba, recitaba, con el fin de alimentar su espíritu. Construía templos, aunque sabía que su cuerpo en sí mismo era también su templo y su medio de comunicarse con lo celeste. La alimentación del espíritu también incluía la nutrición adecuada de los sentimientos y de la interacción con todos los seres vivientes
La alimentación Humana era patrimonio de las técnicas respiratorias: bien sabían ellos que respirar era alimentarse también y por eso desarrollaron tantas artes llamadas “artes del soplo “ como el Tai Qi, Qi gong, Kung fu, Wushu y muchas más.
En la alimentación terrestre tenía su papel el arte culinario. Según la visión China, la cualidad de un alimento es más importante que la cantidad. El sabor es la cualidad principal de un alimento según sus preceptos. Ninguna cosa sabe igual a otra, porque cada alimento tiene un sabor que le hace diferente a los demás. Con el sentido del gusto podemos detectar los sabores: salado, acido-agrio, amargo, dulce picante y el que ellos llaman “insípido “. En cada cultura de la humanidad se ha dado hincapié a unos sabores sobre otros; por ejemplo en la India y en algunas Americanas como México predomina el sabor picante, pero en todas existen todos los sabores y ha sido la cultura China quien más se ha dedicado al estudio de los sabores, a su forma de influir en la alimentación y algo muy importante, sus efectos en la salud. Esa es una de las razones por las cuales una comida típica china incluye todos los sabores, buscando un equilibrio.
El color del alimento también es muy importante en esta cosmovisión. Todos los alimentos tienen un color que le da un significado y unas propiedades que son importantes tenerlas en cuenta a la hora de trabajar alquímicamente en la cocina. Los colores básicos en los alimentos son el negro, los verdes y azules, los rojos, amarillos y el blanco. El olor es un factor importante ya que capta la esencia de un alimento, es una vibración sutil que impregna el ánima de quien lo percibe. La forma de los alimentos son la máxima expresión de equilibrio y perfección, cada una tiene su función y aportan el sentido de la belleza. Sobre estos temas escribiré en profundidad más adelante.
Para resumir esta primera entrega de la alimentación según la cosmovisión de la antigua China: el hombre se alimenta no solo de la comida que entra por su boca, también se alimenta de cómo respira, de cómo equilibra sus sentimientos y se relaciona con el resto de los seres y se alimenta también cuando su espíritu entra en contacto con la fuerza suprema que le dio origen.
Valentina Inglessis
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