El Gourmet Urbano: Portugal dice: “Sin carne por favor”

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Portugal dice: “Sin carne por favor”

¿Qué comen los vegetarianos? Pregunta repetida una y otra vez por aquellos que aún no se han animado a dar el paso.Pero la realidad es que la tendencia hacia el vegetarianismo está en alza y es imparable. Negocio para los empresarios más astutos o forma respetuosa y sana de tener otro tipo de vida, parece que Portugal ya no quiere comer más carne.

 

Restaurante vegetariano en Lisboa

 

Con un 2% de la población total de Portugal siendo vegetariana, más de 200.000 personas en un país de tan solo diez millones y medio de habitantes, Portugal se ha convertido en uno de los países más respetuosos con aquellos que optan por una dieta libre de animales. Las cifras pasan a ser más alentadoras si se comparan con Francia, donde tan sólo un 1,5% de su población optaría por este modo de vida, dejando a la vecina España solo algo más adelantada, con más del 4% de su población vegetariana.

Entonces, ¿por qué Portugal destaca del resto de países? La respuesta se puede comenzar a intuir según se entra a cualquier supermercado de barrio, por muy pequeños que sean, todos tienen su sección de productos básicos para veganos. Esto es así debido a que las empresas portuguesas han considerado que con sólo un 2% de público potencial vegetariano resulta muy rentable tener dicha sección. Para Rita Sousa, una lisboeta vegana desde hace doce años: “antes era casi imposible encontrar productos vegetarianos específicos pero desde hace unos 5 años ha habido un boom tanto en tiendas como en restaurantes”. Soja texturizada, seitán, salchichas de tofu, mijo, leches vegetales y hasta chorizos veganos son los productos estrella que no faltan en ningún supermercado y los precios son ligeramente inferiores a los que se encuentran en cualquier herbolario español. Pero para buscar productos veganos más específicos no hace falta desesperarse porque las ciudades portuguesas están invadidas con la cadena de tiendas Celeiro. En estos establecimientos se encuentra absolutamente de todo, desde quesos veganos hasta suplementos y productos para celiacos, además, todas tienen un pequeño bar restaurante con el menú del día para poder tomar algo mientras se piensa en que poder comprar.

Si no se sabe cocinar o no se tiene ganas de complicarse, una recomendación para probar es el restaurante Terra, uno de los primeros restaurantes vegetarianos que tuvo Lisboa. “La calidad es espectacular y el servicio excelente, además tiene una sección de buffet que merece la pena aunque es algo caro”, comenta Rita. Pero para buscar una experiencia más espiritual hay que animarse a ir al restaurante Hare Krishna, que tras un menú tibetano vegetariano muy económico (unos cinco euros), se puede acompañar a los seguidores de este culto a su ritual de purificación en la que el incienso y la decoración juegan un papel fundamental.

Los amantes de la comida asiática, que nunca se atreven a comerla por si les dan gato por liebre, están de suerte porque el restaurante asiático Muito Bom es de los más famosos entre los vegetarianos lisboetas, ya que pueden comer con toda tranquilidad desde sushi hasta cerdo agridulce vegano. Si se es más clásico para comer, la Pizzeria do Campo Grande tiene un buffet libre de pizzas por cuatro euros y medio, en el que se puede llegar a probar desde la clásica pizza de champiñones hasta la surrealista pizza de plátano frito con canela. 

Y para el postre lo mejor. La pastelería 100% vegana Bake The Difference dejará impresionado a más de uno con sus productos. Hay desde pasteis de Belem, que son el dulce más típico de Lisboa hechos con nata vegana, hasta tartas de cumpleaños e incluso se puede pedir, previo encargo, pastelería vegana erótica. “El truco es substituir la leche y el huevo de los pasteles por leche vegetal y fruta”, confiesa el dependiente de la pastelería. Y si se quiere simplemente tomar un café o un té con una porción de tarta vegana en el barrio más turístico y viejo de Lisboa, Alfama, habrá que ir al Bar do Castelo, donde sirven con una decoración propia de cocina de autor un delicioso dulce que no se olvida.

Ya sea por ética, por salud o simplemente porque sea más económico, estamos viviendo un proceso de cambio hacia un modelo más sostenible en el que la opción de no comer animales no es un hecho aislado de cuatro personas sino una tendencia lógica e inevitable. Las grandes ciudades como Lisboa son lanzaderas para que se den a conocer las nuevas alternativas culinarias sin por ello tener que sacrificar el paladar.

Javier Romero Pérez

Fuente: ccinf.es

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